“Esperanza”Tras alcanzar la cumbre del Nanga Parbat (8.125 metros), Ernesto Olivares, Cristián García-Huidobro y Pablo Gutiérrez lograron descender a la seguridad del C4 (7.400 metros). Allí se reunieron con Mike Soldner y recuperaron las fuerzas necesarias que les permitirán bajar con seguridad el resto de la montaña. En efecto, al día siguiente hicieron acopio de toda su energía para desmantelar carpas y equipo y poder continuar hacia el C3 (6.800 metros). Allí los esperaba Rodrigo Echeverría quien había comenzado con la difícil tarea de desprender las carpas que, a estas alturas, estaban pegadas al hielo. El trabajo dio sus frutos y los cinco lograron llegar al C2 (6.200 metros) con las últimas luces del día.

Saliendo del Campo 3, 6.900 m.

Travesía del Campo 3 al 4

Ernesto Olivares transitando por la cuerda fija
Aún cuando la tentación de descansar es grande, el trabajo está lejos de finalizar. El Ministerio de Turismo de Pakistán nos exige la total evacuación de equipos, víveres y basura de la montaña. Requerimiento mas bien burocrático a nuestro modo de ver pues sabemos que tenemos la responsabilidad de preservar la imponente naturaleza que tantas emociones nos ha dado. Sin embargo, luego de casi dos semanas sobre los 6.800 metros, los escaladores están absolutamente extenuados. Además ya han copado su capacidad de carga con el equipo que traen desde el C4 y C3. Se hace necesario pues que Francisco Larrain, Francisco Muñoz y Carlos Bascou escalen desde el Campo Base por el Canalón Kinshofer para ir al encuentro de la carga que será descendida desde el C2 por el memorable muro Kinshofer. La tarea es dura pues requiere que García-Huidobro y Olivares desciendan por el muro con la carga, la entreguen al comienzo de la travesía que cruza el Canalón y luego vuelvan a escalar el muro para bajar con su propia carga. El esfuerzo es supremo pero tiene la gran ventaja de permitirnos evacuar la montaña en un solo movimiento. Hemos decidido operar de esta manera ya que, en esta época del año, gran parte de la nieve existente en el Canalón se ha derretido dejando placas de hielo que dificultan notoriamente el tránsito por esta exigente parte de la montaña.

Escalada al Campo 4 (7.150 m.)

Campo IV, 7.150 m

Campo IV, mirando hacia el trapecio somital
El plan se lleva a cabo con un enorme esfuerzo de parte de cada uno de los miembros de esta expedición. Cargando pesos superiores a los recomendables dada la exigencia técnica de esta montaña, logramos llegar al C1 (5.000 metros) cuando la noche comienza a caer. Luego de reagruparnos, reorganizar la carga y descansar un poco, comenzamos el descenso final hacia el Campo Base. Debemos cruzar el traicionero glaciar del Diamir en plena oscuridad. A la luz de nuestras linternas frontales casi no lo reconocemos. Se han abierto grietas allí donde antes había nieve y lo que solía ser terreno confiable ahora es hielo. Es como si el Nanga Parbat quisiera despedirse de nosotros con una última prueba. A pesar del agotamiento físico acumulado en los últimos días, no podemos descuidarnos ni un solo segundo. Debemos mantenernos alerta y concentrados, literalmente, hasta el último paso.

Martes 17 Julio, 22:30 hrs. Ernesto Olivares partiendo a la cumbre

5 AM, parada de hidratación camino a la cumbre

Amanecer el día de cumbre con la sombra del Nanga hacia el Mazeno Ridge
A las 00:30 horas del 20 de julio, cansados hasta nuestro límite, con algunos kilos menos, pero con el pecho hinchado de un orgullo que pocas veces hemos sentido, entramos todos juntos al Campamento Base. Nos espera Manan, nuestro Oficial de Enlace, con guirnaldas de flores para los escaladores de altura. Nuestras últimas energías nos permiten sonreír y posar para la esperada foto. Sabemos que ésta y no otra es la verdadera foto de cumbre.
Canalón que conduce a la cumbre, 7.900 m. Al fondo el valle del Diamir
Pablo y los últimos metros antes de la cumbre 
Vista desde los 8.125 m. hacia el valle del Diamir y el Campo Base, 4.000 metros más abajo
Las demás expediciones ya se están retirando del Campo Base. Nosotros haremos lo mismo este lunes 23 de julio. Luego de tres días, debiésemos estar en Islamabad. Allí nos quedan por hacer algunos trámites burocráticos que forman parte ineludible de una expedición en Pakistán.
Quedan apenas algunos días para que estemos de vuelta en Santiago. Estamos muy entusiasmados con la idea de reencontrarnos con nuestras familias y amigos. Las emociones que hemos vivido durante estos dos meses nos han hecho valorar el cariño y amor de nuestros seres queridos de una manera que pocas veces hemos sentido.

La cumbre por Chile! Ernesto Olivares con la bandera chilena

Pablo Gutierrez, Cristian García Huidobro y Ernesto Olivares en la cumbre del Nanga Parbat, 8.125 m
Por sobre las nubes bajando de la cumbreLas enseñanzas que nos dejará el Nanga Parbat recién comienzan a aflorar en cada uno. Quien puede decir cómo nos cambiarán…Seguramente miraremos la vida de otra manera. Tal vez no. Lo cierto es que hemos sido lo suficientemente afortunados como para haber tenido un sueño y verlo convertido en realidad. Así, el primer mensaje que queremos trasmitir después de vivir esta increíble experiencia es de esperanza:
“Sea cual fuere tu sueño, lo puedas realizar sientas que lo puedes realizar, ¡EMPIEZALO! La audacia contiene fuerza, poder y magia" (Goethe)

La verdadera foto de cumbre; El equipo completo de vuelta sano y salvo en el campo base. Sábado 21 a las 01 AM. De Izquierda a derecha: EO, MS, CB, PG, CGH, FL, FM, RE.

Good By Nanga!
¡Un gran abrazo a todos desde nuestra querida Nanga Parbat!